BUTÁN


Adentrarse en el misterioso reino de Bhutan es adentrarse por el mundo espiritual y profundo del budismo a través de sus tradicionales pueblos de costumbres ancestrales y sus monasterios aferrados a las desafiantes laderas de la Gran Cordillera del Himalaya.

 RAZONES PARA VIAJAR A BUTÁN

 Descubre uno de los países asiáticos más desconocidos para el viajero.

 Explora la Gran Cordillera del Himalaya.

 Contempla enormes montañas boscosas, surcadas por profundos valles.

 Visita tradicionales pueblos de costumbres ancestrales y sus monasterios.

 Siente en el mundo espiritual y profundo del budismo.


CULTURA

Bután, trabaja activamente para conservar las construcciones tradicionales. Un Real Decreto obliga a los lugareños a respetar el estilo de las casas butanesas en donde la parte superior, hecha de madera, está a menudo decorada con motivos coloridos. Encontraremos muchísimos chortens, edificios que simbolizan los cinco elementos, levantados en memoria de un lama o para proteger al viajero de los malos espíritus. Cualquier caminante, al pasar junto a un chorten, debe dejarlo siempre a mano izquierda. Los lhakangs (templos) se distinguen de las casas por una amplia banda roja que ornea la parte superior de los muros. Pero las construcciones más imponentes que dominan los valles son, sin discusión alguna, los Dzongs (monasterios-fortalezas) repartidos en todo el territorio, que sirven para albergar a la comunidad monástica de la región y a las oficinas de la administración.


RELIGIÓN

El 75% de la población es budista. Bután es el único país del mundo que tiene como religión oficial la forma Tántrica de Budismo Mahayana. En el sur, la población de origen nepalí practica el hinduismo.


TRADICIONES

En Bután hay que llevar ropa discreta, y sobre todo se ruega discreción si se participa en fiestas religiosas. En especial, no se puede ni fumar ni comer ni hablar demasiado fuerte. Se suele dar un pequeño donativo cuando se visita un templo o un monasterio.


ZONAS  DE INTERÉS

Como casi siempre sucede en Bután, el pueblo de Paro se desarrolla a mediados de los años 80 alrededor del dzong; sólo hay una calle principal comercial. La ciudad es interesante por sus monasterios y su Museo Nacional en la antigua atalaya, construida en 1650. No se puede dejar de visitar y es una excelente introducción a la riqueza cultural del país. La población lo considera un templo porque casi todos los objetos tienen una simbología religiosa: las obras de arte, las costumbres, los estandartes pintados y también las telas. Capital del país desde mitades de siglo, Thimpu cuenta con unos 30.000 habitantes. No hay una gran actividad en la ciudad pero sí en el mercado que tiene lugar una vez por semana; las tiendas de la calle principal son el mejor sitio del país para comprar recuerdos. Al lado de la Escuela de Pintura, que transmite la herencia ancestral a las generaciones jóvenes, se encuentra el Instituto de Medicina. La Biblioteca Nacional acoge una colección de libros antiguos incalculable.