RAZONES PARA VIAJAR A LETONIA
Conoce su gran riqueza cultural histórica y paisajística.
Recorre las calles empedradas de Riga, la bella capital y su centro histórico medieval.
Descubre sus parques naturales de gran belleza y las paradisíacas playas letonas.
Disfruta de los miles de lagos, cuevas, bosques y ríos que desembocan en el Báltico.
Visita aldeas donde todavía perviven las costumbres tradicionales
SOCIEDAD Y TRADICIONES
Letonia es un país moderno que se ha adaptado perfectamente a los cambios derivados de la desintegración. A diferencia de los Estados vecinos, ha asimilado sin problemas a la significativa minoría rusa, a la que pertenece uno de cada tres habitantes del país. Los rusos han perdido, sin embargo, el poder y la influencia que ejercieron durante la época soviética. De las tres repúblicas bálticas, Letonia es la más apegada a las tradiciones, sobre todo por lo que respecta al sector norte, donde todavía se conservan los antiguos dialectos livonios. Con todo, la capital y las ciudades industriales son cosmopolitas y se encuentran en constante evolución. La base social está constituida por empleados, técnicos y comerciantes que disfrutan de un nivel de vida aceptable. Los agricultores y los pescadores, bastante numerosos, suelen ser de edad avanzada, ya que los jóvenes prefieren trabajar en la industria y en el turismo. El sistema educativo y el sanitario son de un elevado nivel de calidad.
RELIGIÓN
La gran mayoría de la población profesa la religión luterana. Hay minorías de ortodoxos rusos y de católicos romanos. Letonia alberga la mayor congregación del mundo seguidora del culto a los Antiguos Creyentes.
ARTE
Los edificios de Letonia fueron de madera hasta el siglo XIII, cuando se introdujo la piedra como material de construcción. Existen todavía ejemplos significativos de la arquitectura en madera, como las iglesias de San Pedro, Domskaja y San Juan en Riga, así como las fortalezas de Bauska y Sigulda. Durante el siglo XVII se construyeron monumentales edificios civiles en estilo barroco, en particular la Casa Dannestntern, en Riga. La anexión a Rusia determinó el arte letón a partir del siglo XVIII, tal como lo demuestran los palacios de Rundale y de Lilgavki. De fecha posterior son los hermosos edificios modernistas de Riga y de Liepaja, así como la Casa de los Koljoses de la capital. Las artes plásticas se han caracterizado históricamente por la integración de la tradición popular con los movimientos rusos. En el siglo XIX apareció una escuela pictórica en torno a Karlis Baumanis, artista formado en San Petersburgo que aportó al país importantes obras de arte. Karlis Zale es la figura más significada del siglo XX en Letonia.
ZONAS DE INTERÉS
Riga, la capital de Letonia, está situada en el estuario del río Daugava y es la ciudad más grande del país y de los Estados vecinos de Estonia y Lituania. Gracias a su riqueza histórica y arquitectónica, así como a su gran vitalidad cultural, constituye el principal atractivo turístico de Letonia. La parte antigua, de origen medieval, se diferencia claramente de la zona moderna, cuyos edificios modernistas han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La ciudad antigua hunde sus raíces en el siglo XIII y forma un conjunto fascinante que se ha mantenido a salvo de incendios, bombardeos y saqueos; algunos de sus edificios más significativos han sido restaurados para preservar todo el encanto de su arquitectura medieval. Entre las construcciones de carácter religioso, destaca la catedral luterana de Santa María, la de mayores dimensiones de los Estados del Báltico; es famosa por su excelente acústica y por su órgano de 6.718 tubos, uno de los más grandes de Europa. La iglesia de San Pedro, de estilo gótico, fue en su tiempo el edificio de madera más alto del continente. De la iglesia de Santiago se dice que, al pasar ante ella una esposa infiel, tañía por iniciativa propia la campana de los Desdichados Pecadores. También revisten interés la iglesia de San Juan, la de Grebenshchicoga (1814), donde se reúnen quienes profesan el culto de los Antiguos Creyentes, y el antiguo templo calvinista de la Reforma, que funciona actualmente como sala de conciertos y restaurante. La arquitectura civil y militar tiene sus principales exponentes en el castillo (siglo XIV), residencia oficial del presidente de la República, en los talleres artesanales de origen medieval convertidos en galerías de arte o en museos, en mansiones burguesas como la Casa Mencendorf (siglo XVIII), decorada con frescos y con maderas talladas, y en plazas como la de Doma Lukims, que concentra la animación en las tardes de verano gracias a sus terrazas y a sus barbacoas al aire libre. La ciudad nueva, de finales del siglo XIX y comienzos del XX, ofrece un contrapunto colorista y desenfadado a la ciudad vieja. Sus calles albergan el mayor repertorio de arte modernista de Europa. Constituye un lugar irrepetible por su elegancia y por la cuidada selección de colores y formas. Al pasear por esta parte de la ciudad se descubren fachadas con bajorrelieves espectaculares, así como esculturas, frescos y balcones que mezclan motivos exóticos con elementos de la tradición letona. Merece la pena contemplar con detenimiento los adornos, de una creatividad y una originalidad insuperables: figuras humanas, representaciones de animales (monos, ranas, lobos, osos, leones) y efigies de seres mitológicos (esfinges, dragones, gorgonas). Todo ello está dispuesto con aparente arbitrariedad, pero también con un equilibrio sorprendente. De la dinámica vida cultural de Riga da fe la multitud de salas de conciertos, galerías de arte y teatros que jalonan las calles de la ciudad. A 25 km de Riga, la ciudad-balneario de Jurmala, constituye el principal lugar de veraneo de los letones, por sus veranos cálidos, sus aguas minerales y sus largas playas de arena dorada. Es una villa amable, en la que se pueden realizar placenteros paseos a pie o en bicicleta para descubrir antiguas mansiones de madera reconvertidas en hoteles con encanto. La parte de la ciudad situada a orillas del mar concentra los complejos más modernos y las instalaciones para actividades deportivas y de ocio. Es el refugio preferido de los artistas del país y tiene, por ello, una animada vida cultural. Es la tercera ciudad del país y uno de los puertos más importantes de Letonia. Liepaja, a 210 km al sur de Riga, es a la vez una ciudad marítima y vacacional que ha recuperado su actividad turística después que durante el comunismo la Unión Soviética la convirtiera en una base militar y la cerrara a los extranjeros. Pero de ese pasado permanecen pocas cosas. Liepaja cuenta hoy con un atractivo casco antiguo, repleto de edificios de gran interés arquitectónico. Son recomendables las visitas a la iglesia de la Trinidad y de Santa Ana. El paso por la ciudad no debe de obviar la plaza Rozu laukums, que debe su nombre al jardín de rosas que la rodea, ni la calle peatonal Tirgonu iela, cuyos cafés y terrazas concentran el ambiente más animado de la ciudad.